Tao Te King. Lao Tze ______ versículos 61-81

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61

Un gran reino es como un valle en el que todos los ríos confluyen. Es el Depósito de todo lo que existe bajo el cielo, lo Femenino del mundo.
Lo Femenino siempre conquista a lo Masculino mediante la quietud, rebajándose a sí mismo a través de ésta.
Por ello, si un gran país puede rebajarse a sí mismo ante un país pequeño, lo ganará; si un pequeño país se rebaja ante un país grande, lo ganará. El primero gana inclinándose; el segundo permaneciendo humilde.
Lo que quiere un gran país es simplemente abarcar más gente; y lo que quiere un pequeño país es llegar a servir a su protector. De esta manera, cada uno de ellos consigue lo que quiere, aunque corresponde al gran país mantenerse humilde.
 

62

El Tao es el Depósito oculto de todas las cosas.
Es un tesoro para la persona honrada, es una salvaguardia del error.
Una buena palabra encontrará su propio mercado.
Una buena obra puede servir como regalo para otro.
Que un hombre haya errado el buen camino no es razón para ser apartado.
Por ello, en la Entronización de un Emperador, o en el nombramiento de tres ministros, deja a los demás ofrecer sus discos de jade, precediendo a sus cuadrillas de caballos.
Es mejor para ti ofrecer el Tao ¡sin mover los pies!
¿Por qué los antiguos apreciaban el Tao?
¿No es porque, en virtud del mismo, el que busca encuentra, y la culpa es olvidada?
Por esto es un tesoro inigualable para el mundo.
 

63

Practica el No-Hacer.
Esfuérzate por el no-esfuerzo.
Saborea lo que no tiene sabor.
Ensalza lo humilde.
Multiplica lo poco.
Recompensa la injuria con bondad.
Corta el problema en su brote.
Siembra lo grande en lo pequeño.
Las cosas difíciles del mundo sólo pueden abordarse cuando son fáciles.
Las cosas grandes del mundo sólo pueden realizarse prestando atención a sus comienzos pequeños.
Así pues, el Sabio nunca tiene que luchar a brazo partido con grandes cosas, aunque ¡sólo él es capaz de realizarlas!
Quien promete a la ligera no es fiable.
Quien piensa que todo es fácil acabará encontrando todo difícil.
Por ello, el Sabio, al considerar difícil cada cosa, no encuentra dificultades al final.
 

64

Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no manifiesta augurios es fácil de predecir.
Lo que es frágil se rompe fácilmente.
Lo que es pequeño es fácil de dispersar.
Resuelve los problemas antes de que aparezcan.
Cultiva la paz y el orden antes de que se instalen la confusión y el desorden.
Un árbol del grosor del abrazo de un hombre nace de un minúsculo brote.
Una torre de seis pisos comienza con un montículo de tierra.
Un viaje de mil leguas comienza en donde están tus pies.
Quien actúa en cualquier asunto lo echa a perder.
Quien agarra cualquier cosa la pierde.
El Sabio no actúa en ningún asunto, y, por tanto, nada echa a perder.
No agarra nada, y, por tanto, nada pierde.
Al manejar sus asuntos, la gente suele estropearlos justo al borde de su culminación.
Prestando total atención al principio y con paciencia al final, nada se echa a perder.
Por ello, el Sabio desea carecer de deseos, no codicia los bienes de difícil alcance, aprende a desaprender lo que ha aprendido, e induce a las masas a retornar por donde ya han pasado.
Sólo ayuda a todas las criaturas a encontrar su verdadera naturaleza, pero no osa conducirlas por la punta de la nariz.
 

65

En tiempos antiguos, los que estaban versados en la práctica del Tao no intentaban instruir a la gente, sino mantenerla en el estado de simplicidad. Entonces, ¿por qué es el pueblo tan difícil de gobernar? ¡Porque es demasiado inteligente! Por ello, el que gobierna a su estado mediante la inteligencia es un malhechor; pero quien lo gobierna sin recurrir a la inteligencia es su benefactor. Conocer estos principios es poseer una norma y una medida. Mantener constantemente en tu mente la norma y la medida es lo que llamamos la Virtud Mística. ¡Vasta y profunda es la Virtud Mística! Lleva todas las cosas a retornar, ¡hasta que vuelven a la Gran Armonía!
 

66

¿Cómo se convierte el mar en el rey de todos los ríos?
¡Porque está más abajo que ellos!
Por ello es el rey de todos los ríos.
En consecuencia, el Sabio gobierna a la gente rebajándose en su discurso; y la dirige poniéndose detrás.
Así pues, cuando el Sabio está sobre la gente, ésta no siente su peso; y cuando está al frente, nadie se siente herido.
Por lo tanto, todo el mundo está contento de facilitar su progreso sin cansarse de él.
Como no lucha contra nadie, nadie puede luchar jamás contra él.
 

67

Todo el mundo dice que mi Tao es grande, aunque parece lo más extraño del mundo. ¡Pero es simplemente porque mi Tao es grande, por lo que no se parece a nada en la tierra! Si fuera comparable a cualquier cosa sobre la tierra, ¡qué pequeño habría sido desde el principio!
Tengo Tres Tesoros que guardo con cuidado y vigilo estrechamente. El primero es la Compasión. El segundo es la Sobriedad. El tercero es No osar ser el primero en el mundo. Porque soy compasivo, puedo ser valiente. Porque soy sobrio, puedo ser generoso. Porque no oso ser el primero, puedo ser el capitán de todos los barcos.
Si una persona quiere ser valiente sin ser primero compasiva, generosa sin ser antes sobria, líder sin estar dispuesta primero a seguir a otros, ¡sólo está cortejando a la muerte!
La compasión por sí misma puede ayudarte a ganar una guerra. La compasión por sí misma puede ayudarte a defender tu estado. Porque el Cielo acudirá al rescate de los compasivos y los protegerá con su compasión.
 

68

Un buen soldado nunca es agresivo; un buen guerrero nunca es irascible.
La mejor manera de conquistar a un enemigo es ganarle sin enfrentarse a él.
La mejor manera de emplear a alguien es servir bajo sus órdenes.
¡A esto se llama la virtud de la no-lucha!
¡A esto se llama emplear las capacidades de los hombres!
¡A esto se llama estar casado con el Cielo desde siempre!
 

69

Los estrategas tienen un dicho: no me atrevo a ser el anfitrión, sino el invitado; no me atrevo a avanzar ni un centímetro, sino que prefiero retirarme un paso.
A esto se llama avanzar sin moverse, arremangarse las mangas sin desnudarse los brazos, capturar al enemigo sin enfrentarse a él, sostener un arma que es invisible.
No hay peor desgracia que subestimar la fuerza de tu enemigo.
Ya que subestimar la fuerza de tu enemigo es perder tu tesoro.
Por ello, cuando se enfrentan tropas en el campo de batalla, la victoria pertenece a la parte más afligida.
 

70

Mis palabras son muy fáciles de entender, pero muy difíciles de practicar:
Aunque el mundo no pueda entenderlas ni practicarlas, mis palabras tienen un Antecesor; mis obras tienen un Dueño.
La gente no lo sabe.
Por ello, no me conocen.
Cuantas menos son las personas que me conocen, más nobles hace a las que me siguen.
Por ello, el Sabio lleva burdas ropas, mientras que guarda un jade en su pecho.
 

71

Darse cuenta de que nuestro conocimiento es ignorancia, es una noble comprensión interna.
Considerar nuestra ignorancia como conocimiento es enfermedad mental.
Sólo cuando nos cansamos de nuestra enfermedad, dejamos de estar enfermos.
El sabio no está enfermo, por estar cansado de la enfermedad.
Este es el secreto de la salud.
 

72

Cuando la gente ya no teme tu poder es señal de que está llegando un gran poder.
No interfieras a la ligera en sus hogares, ni les impongas pesadas cargas.
Sólo si dejas de abatirlos, dejarán de estar abatidos por tu causa.
Por ello, el Sabio se conoce a sí mismo, pero no se vanagloria; se ama a sí mismo, pero no se alaba.
Prefiere lo que está dentro a lo que está fuera.
 

73

Quien es valiente de manera temeraria, perecerá; quien es valiente sin temeridad, sobrevivirá.
De estas dos clases de valor, una es benéfica y la otra dañina.
Algunas cosas son detestadas por el Cielo.
Mas ¿quién conoce la razón?
Incluso el sabio se desconcierta ante tal cuestión.
El Camino del Cielo es conquistar sin luchar, dar respuestas sin hablar, atraer a la gente sin llamar, actuar conforme a los planes sin premura.
Vasta es la red del cielo, entrelazada con amplias mallas y, sin embargo, nada se escapa entre ellas.
 

74

Cuando la gente ya no teme a la muerte, ¿por qué se asustaría de su espectro?
Si pudieras hacer que las personas siempre temieran a la muerte, mas persistieran en violar la ley, podrías con razón detenerlas y ejecutarlas, ¿quién se atrevería entonces a violar la ley?
¿No está siempre ahí el Gran Ejecutor para matar?
Matar, para el Gran Ejecutor, es como cortar madera para el maestro carpintero, y desde luego serás afortunado ¡si no te hieres en tu propia mano!
 

75

¿Por qué se muere el pueblo de hambre?
Porque los de arriba les gravan con exceso.
Por ello se está muriendo.
¿Por qué es el pueblo difícil de gobernar?
Porque los de arriba intervienen demasiado y sirvan a sus intereses personales.
Por ello es tan difícil de gobernar.
¿Por qué el pueblo se toma la muerte al a ligera?
Porque los de arriba llevan una vida lujosa.
Por ello se toma la muerte a la ligera.
¡El pueblo no tiene sencillamente de qué vivir!
¡Saben cosas mejores que hacer que valorar una vida así!
 

76

Cuando una persona está viva, es blanda y flexible.
Cuando está muerta, se vuelve dura y rígida.
Cuando una planta está viva, es blanda y tierna.
Cuando está muerta, se vuelve marchita y seca.
Por ello, lo duro y lo rígido son compañeros de lo muerto: lo blando y lo flexible son compañeros de lo vivo.
Así pues, un ejército poderoso tiende a caer por su propio peso, al igual que la madera seca está lista para el hacha.
Lo grande y poderoso será colocado abajo; lo humilde y débil será honrado.
 

77

Tal vez, la Ley del Cielo pueda compararse al estiramiento de un arco. La parte de arriba se hunde y la de abajo se eleva. Si la cuerda del arco es demasiado larga, se corta; si es demasiado corta, se añade.
La Ley del Cielo disminuye lo excesivo y completa lo insuficiente. La ley del hombre es diferente: toma de lo insuficiente para aportarlo a lo excesivo. ¿Quién excepto del hombre del Tao puede poner sus riquezas sobrantes al servicio del mundo?
Por ello, el Sabio efectúa su trabajo sin acumular nada, y realiza su labor sin aferrarse a ella. No quiere que sus méritos sean vistos.
 

78

Nada en el mundo es más blando y débil que el agua; mas ¡no hay nada como el agua para erosionar lo duro y lo fuerte!, pues nada puede reemplazarla.
Que lo débil venza a lo fuerte y lo blando venza a lo duro, es algo que todos conocen pero que nadie practica.
Por ello, el Sabio dice:
Recibir la suciedad de un país es ser el señor de sus templos.
Cargar con las desgracias de un país es ser el príncipe del mundo.
Ciertamente, ¡la Verdad parece su opuesto!
 

79

Cuando se cura una gran herida, siempre queda una llaga.
¿Acaso puede ser esto deseable?
Por ello, el Sabio, aun teniendo la peor parte de un acuerdo,cumple con su parte convenida, y no se querella contra los demás.
La persona virtuosa cumple con su deber; la persona sin virtud sólo sabe imponer cargas a los demás.
La Vía del cielo carece de afectos personales, pero siempre se halla en armonía con las personas bondadosas.
 

80

¡Ay del pequeño país con poca población! Aunque posea aparatos mecánicos eficaces, la gente no los utiliza. Deja que se preocupe de la muerte y se abstenga de emigrar a lugares lejanos. Tal vez haya todavía carros y barcos, armas y armaduras, pero ninguna ocasión de utilizarlas ni exhibirlas. Deja al pueblo volver a comunicarse anudando cuerdas.. Procura que esté contento con su comida, complacido con su ropa, satisfecho con sus casas y siga acostumbrado a sus maneras sencillas de vida. Aunque pueda haber otro país en la vecindad, tan cercano que ambos están a la vista el uno del otro, y pueden oírse recíprocamente el canto de sus gallos y el ladrido de sus perros, no existen relaciones, y a lo largo de sus vidas los dos pueblos no tienen nada que ver entre sí.
 

81

Las palabras sinceras no son agradables, las palabras agradables no son sinceras.
Las buenas personas no son discutidoras, las discutidoras no son buenas.
Las personas sabias no son eruditas, las eruditas no son sabias.
El Sabio no toma nada para acaparar, cuanto más vive para los demás, más plena es su vida.
Cuanto más da, más nada en la abundancia.
La Ley del Cielo es beneficiar, no perjudicar.
La Ley del Sabio es cumplir su deber, no luchar contra nadie.

 


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