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1-9-99
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Visión general de la cosa informática
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Visión general La informática empezó aprendiendo a contar Luego aprendió a escribir Más tarde a dibujar Después alucinó en colores Le puso movimiento Lo comprimió Y lo envió por teléfono Resultado: el documento digital El libro como ejemplo. Otras tecnologías. Miedos y seguridades Tipos de documentos Multimedia interactiva PCTV, nueva forma de entender el mundo. |
La informática propiamente dicha se inicia en 1946 con el ENIAC (aunque algunos autores consideran el EDVAC de 1949 como el precursor de los ordenadores), pero no es hasta 1980 (81 en España) que empieza la difusión acelerada de la informática gracias al PC «compatible» de IBM. El primer PC (Personal Computer) sin embargo fue el de Apple, comercializado como kit de bricolage en 1978, que en España no se llegó a vender. También fue Apple quien en 1984 (85 en España) acuñó el primer sistema operativo gráfico (GUI) con su modelo Macintosh.
Durante la década de los 80 se desarrollaron los Sistemas Expertos, sustituidos en los 90 por la investigación en redes neuronales a cargo de la ingeniería de IA (Inteligencia Artificial).
La informática gráfica (caracterizada por el uso del ratón como elemento del hardware, y los iconos, ventanas y menús desplegables como elementos del software), permitió el desarrollo del concepto de Multimedia, que alcanzó su máximo esplendor con el CD-ROM alrededor de 1992.
En 1993 llegó al público el desarrollo de Tim Berners-Lee, del CERN suizo, de la World Wide Web, lo que hizo que el foco de atención de la informática se desplazase de la informática personal a la informática compartida, conectada a redes.
Una vez visto el amplio beneficio de la compartición, el futuro está más centrado en desarrollar las pautas publicitarias que decanten al usuario y usuaria de telefonía por la contratación con una compañía u otra, ya que todas ofrecerán más de los mismo: facilidad de uso para acceder en cualquier momento a toda la información que se genera en cualquier lugar. Un viejo sueño de los 70 que preconizaba el advenimiento de la aldea global augurada por Marshall MacLuhan: el acceso a TODO lo que ocurre en TODO momento en TODO lugar.
Desde el punto de vista del usuario o usuaria, la secuencia histórica del desarrollo informático se ha vivido más o menos así:
1981. El PC «compatible», con sistema operativo MS-DOS exigía una puesta a punto previa al manejo del ordenador que consistía en aprender MS-DOS y BASIC, un sistema rutinario (aunque potente) de programación. A partir de ahí se podían desarrollar los programas propios de la ofimática: tratamientos de texto, hojas de cálculo y bases de datos.
1984. La aparición de la «informática para tontos», otro nombre de la informática gráfica, le permitió al usuario o usuaria olvidarse de la programación y usar directamente los programas pinchando opciones. Fue el momento de aprender, a la sombra de la «facilidad de uso» con que se promocionaba el sistema, el uso de programas gráficos (vectoriales y pixelares) y la integración de gráficos y textos en maquetas de autoedición.
1989. El continuo incremento de potencia computacional siguiendo la ley de Moore, que enuncia que se duplica cada 18 meses, permitió solucionar en pocos años la gestión del color al tiempo que llegaba al mercado el SO Windows.
1992. La multimedia sedujo a usuarios y usuarias con animaciones y sonidos que incitaban a la interacción.
1993. Internet abrió, desde casa, las puertas del museo del Louvre o la Casa Blanca, con un enlace o link directo al buzón del mismísimo Presidente de los USA Mr. Bill Clinton.
A partir de Internet se puede decir que pierde peso específico el PC (personal computer, ordenador personal que tiene la desventaja de ser personal) frente a lo que durante un tiempo parecía que se iba a llamar NC (network computer, ordenador de red) pero que hoy por hoy no pasa de ser un ordenador con un módem incorporado.
No es razón, de cualquier manera, para restar importancia al papel que el ordenador seguirá jugando durante mucho tiempo, por lo que no viene de más repasar o aprender los mecanismos básicos en que se fundamentan todos los ordenadores de la era von Neumann: un procesador que opera con los datos almacenados en una memoria.
Eran los tiempos en que el ENIAC empleaba lámparas de vacío (18.000) para establecer las puertas lógicas. Programar el equipo significaba recablear las unidades. Pesaba 30 toneladas y cada vez que lo encendían media ciudad de Philadelphia notaba un bajón en el suministro eléctrico.
El transistor, inventado en 1947 y que le valdría a sus creadores el Premio Nobel, contribuyó a la reducción de peso y tamaño de los ordenadores. En la década de los 60 se desarrollaron los grandes host o mainframes, y en la década de los 70 se desarrollaron los miniordenadores, que empezaban a manejar con cierta agilidad el texto. Tanto esfuerzo y desvelos en principio sólo eran justificados por la resolución de grandes problemas numéricos donde la capacidad de cálculo absorbía toda la potencia de la máquina.
Esa potencia de cálculo se empleó en el desarrollo de la miniaturización de los componentes necesarios para llegar a los microordenadores de la década de los 80. Precedidos por el éxito de los pequeños home computer (dedicados principalmente a tareas de matamarcianos), las principales aplicaciones de los PC de primera generación (llamados "compatibles" por su calidad de compatibles con los PC de IBM) fueron las típicas de la ofimática: tratamientos de texto, hojas de cálculo y bases de datos. La velocidad y agilidad en el tratamiento de textos generó grandes expectativas a toda una corriente utopista sobre las posibilidades de la escritura automática, que los Sistemas Expertos vinieron a demostrar infundadas
El mejor aliado de la expansión de la facilidad de uso fue un programa de dibujo pixelar, MacPaint, que enamoraba por resultar una aplicación práctica inmediata de toda la filosofía de la facilidad de uso: pinchar herramientas y tramas y dibujar directamente sin más que pinchar y soltar el ratón (mouse durante varios años). La potencia de dibujo unida a la potencia de los tratamientos de texto, se unían en el primer programa maquetador en modo WYSIWYG, PageMaker, basado en PostScript.
Corrían los finales años 80 y la investigación y los desarrollos en el tratamiento de color avanzaban a pasos agigantados. En 1991 llegó al mercado español la primera versión del programa de retoque fotográfico que sería la piedra angular para acceder a la universalización de las técnicas digitales en el entorno de la edición: el PhotoShop. Con él se resolvían los dos asuntos principales que venían frenando la expansión final de la informática gráfica: las tramas de medios tonos con la finura suficiente para permitir igualar e incluso superar en calidad a las técnicas fotográficas, y el tratamiento del color con herramientas accesible para cualquiera, aplicando los principios ya ampliamente explotados de la facilidad de uso. El siguiente paso sería, siguiendo las pautas ya conocidas por el cinematógrafo desde finales del siglo pasado, acumular 24 imágenes por segundo para poder establecer una secuencia fílmica.
Cada uno de estos pasos o etapas fue demostrando que se necesitaba más, mucha más, potencia de cálculo y capacidad de memoria para abordar las tareas previstas. Si la informática gráfica en blanco y negro pedía para ir ágil un mega de memoria RAM, el color disparaba las necesidades a 4, 8 o preferiblemente 12 megas. Y la incorporación de movimiento a la imagen exigía, además de incrementar la necesidad de memoria RAM a 32, 64 o 128 megas, recurrir a estrategias de software que permitieran comprimir y descomprimir las imágenes a alta velocidad.
De las técnicas de compresión, desarrolladas intensivamente para abordar las tareas del color, se beneficiaría directamente la siguiente fase de desarrollo informática, la rápida difusión de la World Wide Web, el invento del científico del CERN Tim Berners-Lee.
La transmisión telefónica de datos digitales dispone realmente de más experiencia histórica que el mismo desarrollo microinformático. Fue en la década de los 60 cuando dos universidades americanas conectaron sus equipos por primera vez a través del teléfono. El freno a la conexión telefónica de equipos ha estado en la comunicación textual, siendo hoy día (1999) todavía un reto de la industria del software: unificar estándares de transmisión que permitan incluir en los mensajes de correo de forma fácil e intuitiva archivos gráficos. La importancia del invento de Berners-Lee radica en que permite la consulta fácil de archivos gráficos, sin necesidad de una parafernalia de programas que posibiliten la tarea. Antes de esta virguería, la multimedia nos fue acostumbrando al concepto de libro electrónico, en el que, sin necesidad de comprar ningún software adicional, se puede acceder a todas las partes del documento grabado en CD-ROM. Las nuevas corrientes de control empresarial del tráfico en la Red, tienden a borrar las fronteras entre el documento y el programa con que se ha hecho. Es una parcela de saber que, si queremos, nos tenemos que trabajar. Y es consecuencia de la primacía alcanzada por la Publicidad en el marco de un entorno de mercado consumista. La publicidad, como la prensa, tiene tres objetivos: formar, informar y entretener (o divertir o seducir). De la intención del emisor depende que se dé prioridad a uno u otro aspecto de la misma.
Tan sencillo como eso. Toda la revolución informática se ciñe a la posibilidad de digitalizar toda la cultura humana. Si recordamos que las culturas humanas se dividen en Históricas y Prehistóricas en función de que se conserven documentos escritos o no, tenemos que todo el conocimiento humano conocido puede ser digitalizado. Incluso más, pues se pueden digitalizar imágenes de las culturas prehistóricas para difundir el conocimiento arqueológico, que hasta el nacimiento de la fotografía estaba reservado a los expertos. Si al texto y a la imagen añadimos el sonido como elemento susceptible de ser digitalizado y por tanto convertido en documento digital, vemos cómo se ensancha el alcance futuro de eso que hemos dado en llamar nuevas tecnologías.
Si además consideramos que la principal característica de un documento digital frente a uno analógico es la precisión (además de la facilidad) de copia, que hace que la copia dos mil sea igual de precisa que la primera (lo que no ocurre en las copias analógicas, que pierden algo de calidad en cada generación de copia), entenderemos a Minsk cuando dice que la revolución informática es de un calado similar al de la invención de la escritura, allá en el Neolítico.
Si a esta trascendente diferencia le añadimos la facilidad de transmisión que aporta Internet, tenemos las dos coordenadas que podrán explicar la evolución del mundo en los próximos años.
La informática gráfica nació en 1984 con un área de aplicación muy definida por propio diseño de sistema: la edición o publicación de papel impreso. Se le llamó autoedición y era realmente autónoma en cuanto a independencia, pero no al alcance de cualquier bolsillo. Un Mac Plus de 1986 costaba 700.000 pts., y para sacarle partido como equipo de edición había que utilizarlo conjuntamente con una impresora láser de 800.000, un disco duro de 20 megas de 200.000, un programa maquetador de 129.000. En total unos dos millones de pesetas, que en 1986 eran muchos millones.
Pero permitió, aparte de revolucionar la tecnología y el mercado editorial e impresor, establecer el primer paralelismo serio entre una aplicación informática y una tecnología de asentada tradición como es la librera.
Si queremos estar al tanto de por dónde evolucionará Internet, y la raza humana con ella, pudiera convenir fijarse en el desarrollo de otras tecnologías para analizar con equidad el posible desarrollo. Sin olvidar que toda comparación (aparte de odiosa) es delicada, y más si la queremos utilizar para prever el futuro, vieja aspiración humana que la historia se empeña repetidamente en desbaratar.
De cualquier forma puede resultar adecuado fijarse en que la electricidad, tecnología del siglo pasado, no se universaliza en España hasta los años 60, en que se imponen por ley los 220 voltios. En muchos pueblos en los años 40 era un lujo disponer de más de una bombilla de 25 watios, y era un derroche que pocas familias se podían permitir. Obligar por aquel entonces a disponer de instalaciones eléctricas revisadas por especialistas hubiera resultado, entre otras cosas, inútil. Hoy seguramente disponemos de una media de cinco bombillas por habitación de cada casa, además de los innumerables aparatos eléctricos para los que se han dispuesto tomas de corriente igualmente en cada habitación. En pocos años habrá en cada habitación una toma telefónica que permita conectar los muchos equipos que usaremos conectados a Internet.
Se ha usado hasta la saciedad el parangón de Internet con las Autopistas. Si se establece el símil entre la línea de teléfono y la carretera, la Nacional 120 (de Logroño a Vigo pasando por León y Ponferrada) fue la línea convencional que unió a O Barco con el resto de España desde su trazado en 1923. El plan de Accesos a Galicia, de 1975, estableció la conexión de doble vía, lo que sería la RDSI. 24 años después se abre la autopista hasta Ponferrada, lo que sería una línea ADSL. El cable de fibra óptica (o "cable") será como una autopista de 32 carriles en cada dirección. La evolución de la comunicación ha de ser por fuerza mucho más rápida. Pasar de línea convencional a RDSI sólo es cuestión de cambio de centralitas. Y acceder al cable sólo es cuestión de tender un nuevo cable, pero el trazado de postes ya está construído, así que el tendido siempre será bastante menos costoso que la ampliación de carriles de la autopista.
La naturaleza del documento digital reducirá considerablemente el tráfico de mercancías. Es, al decir de Nicholas Negroponte, la cultura del bit frente a la cultura del átomo. Para usar un libro de papel de una biblioteca, hay que usar átomos y generar un vacío que impide leer ese libro a un segundo lector hasta que lo devuelva el primero. Para usarlo en versión digital sólo hay que copiarlo por teléfono, aunque en ese mismo momento alguien más lo esté copiando.
También cuando Gutenberg inventó los tipos móviles y se empezaron a editar libros hace 500 años hubo quien dijo que tanta modernidad nos iba a matar. El descrédito del libro y la lectura se ha mantenido durante medio milenio y sigue habiendo quien cree que el exceso de lectura enloquece o entontece. Es normal, todo lo nuevo genera inquietud. De los males de Internet se seguirá hablando toda la vida. La forma de quitar hierro al asunto es comparar Internet con la calle. La propia Unión Europea se plantea facilitar el acceso universal y gratuito al teléfono como derecho fundamental de la ciudadanía. También la calle es insegura, pero no por eso dejamos de salir a tomar el sol. Es cuestión de aprender a usar el medio. Como la calle, el uso que se haga de Internet acabará regulando la forma de usarla. A los niños y niñas no se les deja libremente en la calle a cualquier edad. Cuando son pequeños (y si resultan especialmente despistados o descerebrados) se les acompaña al colegio hasta que adquieren el uso de la razón. En Internet no hay quien nos ayude a gatear, pero tenemos que ir pensando que nosotros sí tendremos que ayudar a otros a usar Internet. Otra cosa es que cuando adquieran el uso de la razón hagan un uso razonable de Internet. La pornografía es uno de los argumentos más manidos contra Internet. En la calle tenemos un kiosko en cada esquina que potencialmente puede vender pornografía. Simplemente enseñamos a los niños que allí no se les ha perdido nada. Si al alcanzar la autonomía quieren ir a buscar pornografía, difícilmente lo vamos a poder impedir.
La facilidad de la transmisión favorece fenómenos no deseados como el correo spam y la difusión de los virus. La mejor defensa contra efectos nocivos de los virus o errores imprevistos del sistema operativo, siempre será una buena política de copias de seguridad.
Llegados a este punto quizá interesase un análisis pormenorizado de los tipos de documentos digitales o de libros electrónicos que se vienen asentando en el mercado, pero no tendría mayor interés que el de intentar clasificar los libros analógicos por razón de su utilización. Por ejemplo, libros de texto, manuales técnicos, novelas, romances, cuentos, guiones cinematográficos, books publicitarios, comics o libros de juegos. Sí puede tener un cierto interés relacionar los tipos de libros electrónicos o documentos digitales con los formatos en que se han construido: ASCII, PICT, GIF, JPEG, MPEG, PDF, OLE... para resumirlos en tres: textos, gráficos y maquetas, considerando que además del formato en que se han construído, es de interés el "peso" en Kilobytes de los mismos a fin de saber qué tipo de soporte magnético necesitarán o cuánto ancho de banda consumirán en su transmisión. No es lo mismo un mensaje de correo de pocos bytes que un album de fotografías que desbordará la capacidad de un disquete o la última película de Lucas que desborda la capacidad de un CD-ROM.
La (en su día inmensa) capacidad de un CD-ROM, 600 megas, pareció suficiente para explotar el concepto de interactividad. Lejos de demostrar con el CD-ROM que se obtenía volumen suficiente de almacenamiento para los primeros libros electrónicos, más bien se vino a demostrar que aún no bastaba para las necesidades básicas planteadas. El DVD vendrá a desbancar al formato VHS de vídeo para grabar películas y de momento la industria se conforma con aceptar las 17 gigas posibles como el nuevo estándar, aunque se anuncian formatos 30 veces más capaces.
La interactividad así entendida permite que un clic de ratón ponga en marcha una animación sonora que, efectivamente, responde a una interacción del lector, pero no indica mayor grado de interactividad que la derivada de pasar las páginas de un libro o la elección de una de las opciones de un mando a distancia. El modelo de libro interactivo multimedia sería Just Grandmma and Me, uno de los primeros best seller de la multimedia. Un libro infantil de 12 páginas repleta cada una de ellas de estos llamados "efectos interactivos".
Pero la interactividad es algo más que eso. Interactividad se le reclamaba a la radio y a la televisión en los años 70 para que fuesen herramientas democráticas al servicio de la sociedad e impedir que se convirtiesen en herramientas del poder. A la interactividad en los medios se ha accedido hasta ahora mediante el teléfono. Internet también cambiará el panorama en este aspecto. No solo cambiarán los medios de información, sino que la estructura de la banda ancha telefónica incidirá de forma importante en el teletrabajo y en la teleeducación.
PCTV era el nombre propuesto para la supuesta nueva generación de ordenadores, que debería integrarse con la televisión. Aún no ha cuajado un equipo único, pues los ordenadores siguen cumpliendo la ley de Moore y la banda ancha espera a la vuelta de la esquina. Pero en cualquier caso parece claro que caminamos hacia el aparato único que aúne teléfono, televisión, ordenador y equipo de música, complementado con cómodos y manejables teléfonos de bolsillo que nos mantengan conectados en todo momento desde todo lugar. Al fin y al cabo Internet no es más que una confluencia de tecnologías que han ido viendo la luz desde la Revolución Industrial decimonónica: electricidad, informática, fotografía, teléfono, magnetófono y vídeo, integrando además tecnologías mecánicas más artesanales como la máquina de escribir.
Y no podemos olvidar que cada adelanto tecnológico implica un cambio profundo de parámetros de coexistencia. Pensemos en el ferrocarril, la electricidad, el teléfono, el magnetófono o el automóvil.
Internet nos cambiará la vida en mayor medida en que lo ha hecho el automóvil. El coche ha cambiado la apariencia de las ciudades, nos ha acostumbrado a un entorno sobrecodificado, nos ha obligado a controlar el medio ambiente. Ha sido una revolución hard.
Internet nos permitirá conocernos mejor, detectar nuestros punto débiles y ponerles solución o no, según decidamos. Uno de los primeros datos significativos del uso masivo de Internet (el dato es de 1995, aunque creo que el fenómeno ha remitido bastante): el 60% de las personas que acceden a Internet se identifican como del sexo contrario al que realmente pertenecen. Será una revolución soft.
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