Fracaso

Fracaso

Para enfrentar el fracaso podemos acudir a los recursos clásicos: relajación, respiración, pensamiento positivo y autoayuda.

Pensamiento positivo

El pensamiento positivo no es sencillo porque puede anular el pensamiento crítico y eso es peligroso. Lo más sensato que he visto acerca del pensamiento positivo es el concepto de Rudolf Steiner: iba Cristo paseando con un grupo y se cruzaron el cadáver de un perro; todos apartan la mirada pero Cristo dice «qué bonitos dientes tenía«. No es cuestión, comenta Steiner, de no ver la podredumbre apartando la mirada, sino de fijarse en los rasgos positivos que a su pesar conserve.

La autoayuda termina siendo la única alternativa, porque ya sabemos que Dios da pañuelos a quien no tiene mocos, y si no aprendemos a explotar los recursos propios, mal lo vamos a tener esperando recursos externos. En cualquier caso conviene no perder el humor y acudir en la medida de lo posible a textos livianos como el «Manual de ayuda contra los libros de autoayuda» (Jesús Cotta. Fundación ECOEM. Sevilla 2011) o la columna que Rafa Roa leyó en RNE el 2-11-2010 que terminaba diciendo «y jamás preguntes ¿quién se ha llevado mi queso? Y mucho menos jamás digas eso que suelo decir yo a menudo: Ah, pero ¿es que había queso?«.

Nota: «Quién se ha comido mi queso» es un título de éxito (declarado «libro del año» en Japón en 2006) sobre coaching y autoayuda que viene a resaltar que cuando se ha acabado el queso de poco sirve buscar culpables: habrá que salir en busca de más queso.

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Ponferrada 1953
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