Yo me comí el queso

Yo me comí el queso

¿Qué importa quién se lo comiera? Pero será bueno pensar que yo lo comí, para asumir toda la culpa y enviar a los infiernos la manía judeocristiana de buscar culpables por las faltas. Son faltas y ya no están.

Todo empezó en 1968. En España teníamos un gobierno «como Dios manda», ese que alguien dice que hay que recuperar. En la tele y a pesar de la censura, daban imágenes de desórdenes en París y conciertos musicales floridos en California. ¿Quién se podía resistir al deseo de estar en París o en California, pero no en Las Hurdes o en La Cabrera? Así que empezamos a comer queso: ¡qué bien estaríamos en París o en California cuando llegásemos!

Había que prepararse para llegar a París o a California, así que nos fuimos a estudiar a Madrid. ¡Qué bueno era ser estudiante! Sin dar palo al agua íbamos a conciertos, a ciclos de cine, a exposiciones, a conocer nuevos parajes en aras del conocimiento ecológico. Tomamos conciencia de lo sucias que estaban Las Hurdes y La Cabrera. Pero seguimos comiendo queso: ya se limpiarían cuando cambiásemos la sociedad.

Empezaba a haber ordenadores que hacían el trabajo limpio y silencioso. No hacía falta limpiar estiércol y segar yerba. Así que le pagamos con queso a los técnicos que nos llevaron a la luna para descubrir, desde el aire, lo sucias que estaban Las Hurdes y La Cabrera.

Para llegar a París o a California había que pasar por Europa. Y allí nos fuimos, pagando con el queso de los altos hornos cerrados por la reconversión industrial, el viaje que nos llevaría a convertirnos en el patio de recreo de Europa. Que sí, nos decían, que va a producir mucho queso. Pero Las Hurdes y La Cabrera aún no disponían de accesos. Y cuando quisimos hacerlos para empezar a limpiarlas, no quedaba queso. Nos lo engullimos por tener que pagar a los bancos los intereses de unos dineros que nunca bastaron. Ni bastarían, ya lo sabemos. Hay que dejar de darles queso. Porque las tetas de las vacas de Las Hurdes y de La Cabrera sólo dan queso a quien se lo merece.

14-8-13

 

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Ponferrada 1953
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