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Capítulo 10

Dan Bricklin, Bob Frankston y el VisiCalc

VisiCalc was arguably the first "killer application" that was so compelling that people bought hardware just to run it. It went on to become one of the hottest-selling software products in the personal computer industry.

VisiCalc fue indiscutiblemente la primera "aplicación de éxito" tan atractiva que la gente compraba hardware sólo para ejecutarla. Acabó por convertirse en uno de los productos de software más vendidos de la industria de la informática personal.

 

Volviendo a recuperar los conceptos clave en la humanización de los sistemas operativos, nos encontramos con que una de las primeras materializaciones del uso de la "metáfora gráfica" en un producto comercial, sino la primera, fue sobre una hoja de cálculo desarrollada en 1978.

La idea provino de Dan Bricklin, un estudiante de la Harvard Business School, enfrentado a la ardua tarea de preparar una hoja de cálculo para un caso a estudiar en clase. Tarea que derivó en frustración ante las únicas dos alternativas existentes en aquellos momentos: realizar los cálculos a mano, o reservarse algunas horas de los mainframes disponibles para utilizar los programas, por otro lado poco adecuados, que ofrecían. Tan desalentadoras opciones, sumado a sus anteriores experiencias programando calculadoras para ordenadores y trabajando con procesadores de texto en Digital Equipment, le habían llevado a pensar que los ordenadores podían ser muy útiles en la empresa y que tenía que existir una forma mejor de realizar todos esos penosos cálculos. De aquí surgiría la idea de crear un programa que permitiera visualizar los cálculos a medida que se realizasen y que estuviera basado en la metáfora de una pizarra electrónica en la que se pudiese escribir como se hacía con la tiza sobre la pizarra de las aulas. Así que Bricklin empezó a desarrollar el programa que sería para los números lo que los procesadores de texto habían sido en su momento para las palabras, es decir, una herramienta que permitiera insertar y borrar elementos en cualquier momento y mostrara inmediatamente el resultado de tales variaciones.

Al llegar el verano de 1978, Bricklin ya había programado la primera versión operativa de esta idea. El programa permitía a los usuarios introducir una matriz de cinco columnas y veinte filas. Sin embargo, esta primera versión no era muy "amigable" para el usuario así que Bricklin acudió a su amigo del Massachusetts Institute of Technology, Bob Frankston, para mejorar y ampliar el programa y conseguir un producto viable para ser comercializado. De este modo, Bricklin se concentró en el diseño y la documentación y Frankston en la programación. En 1979 fundaron su propia empresa y, paralelamente a la finalización de sus estudios, siguieron dedicados al proyecto (Frankston escribió el programa por las noches, cuando el alquiler de los mainframes era más económico). Finalmente consiguieron terminar una versión de poco más de 20K para el Apple II y la lanzaron al mercado, y de inmediato se pusieron a trabajar en las versiones para el Tandy TRS-80, el Commodore PET, y el Atari 800. El producto recibió el nombre de VisiCalc, una abreviación de "Visible Calculator" (calculadora visible), que reflejaba ni más ni menos que la materialización de la idea que les había llevado a desarrollarlo.

 

Una nueva forma de pensar y procesar la información

 

Lo que desarrollaron Dan Bricklin y Bob Frankston hace ya casi veinte años fue un programa basado en una de las metáforas más comprensibles que uno pudiera imaginar para todas aquellas personas cuya tarea giraba entorno al dinero y la contabilidad ­contables, tesoreros, economistas, auditores, estudiantes, analistas, etc. La metáfora representaba sencillamente una hoja con columnas y filas en las que insertar las cifras para calcular ingresos, gastos, pérdidas y beneficios. Igual que cualquier libro de contabilidad, este programa utilizaba la idea de trabajar sobre una hoja con la misma estructura que los libros convencionales utilizados para llevar las cuentas de cualquier empresa. Era una mezcla de libro de contabilidad y calculadora que permitía resolver cualquier tipo de planificación financiera estableciendo relaciones matemáticas entre las diferentes celdas de columnas y filas. La hoja de cálculo electrónica tenía numerosas ventajas sobre sus homólogas en papel: por ejemplo, no era necesario volver a repetir todos los cálculos cuando se modificaba un mero apunte de una fila, la hoja de cálculo lo hacía automáticamente por nosotros. El error humano, tan habitual en los cálculos manuales, se reducía drásticamente.

Este programa, no sólo supuso un paso de gigante en el salto que los ordenadores personales darían en los primeros años para pasar de ser utilizados por simples fanáticos de la informática a convertirse en herramientas útiles para cualquiera, sino que además le dio un vuelco a la forma en como la gente estaba acostumbrada a trabajar en este ámbito. La libertad de poder equivocarse o experimentar que este programa permitía hizo que la contabilidad dejara de ser algo engorroso y aburrido para convertirse en una importante herramienta de la empresa. VisiCalc permitía hacer un seguimiento exhaustivo y preciso de los resultados empresariales y servía además como herramienta para simular con facilidad posibles escenarios y predecir pérdidas y ganancias. La contabilidad se convirtió en algo divertido e imaginativo. Tampoco hay que olvidar que la introducción especialmente de este tipo de aplicaciones informáticas supuso toda una revolución para una determinada categoría profesional. Los antaño indispensables contables, que además eran los únicos de la empresa en dominar al detalle la situación económica interna, pasaron a ser prescindibles y substituibles. La profesión desapareció, o más bien cambió, no porque hubiera máquinas que hicieran el trabajo de estos profesionales (aunque sí es cierto que hacían parte de él), sino porque había unas herramientas que lo simplificaban, lo optimizaban y ampliaban sus posibilidades, herramientas que además podían ser manejadas por cualquiera. Ya no era necesario perder el tiempo entre números y cifras calculando y comprobando una y otra vez columnas y filas, ahora la contabilidad era un proceso creativo que permitía mucha más sofisticación con menos esfuerzo.

Si ahora echáramos un vistazo a VisiCalc muchos de nosotros no conseguiríamos entender dónde estaba la "metáfora gráfica" en esa aplicación, pero para los usuarios del momento este programa con sus filas y columnas era lo más parecido que habían visto jamás en la pantalla de un ordenador a sus hojas de cálculo tradicionales. De hecho, para muchos, VisiCalc fue la primera aplicación que por su gran atractivo y utilidad conseguiría vender un determinado hardware sólo para poder usar este programa (el Apple II, para el cual fue diseñado inicialmente, debió gran parte de su éxito a la demanda que suscitó el software VisiCalc).

No fue hasta la aparición de VisiCalc en 1979, que el sector de la pequeña y mediana empresa empezó a valorar en su justa medida al ordenador personal. Hasta ese momento, se le consideraba como un mero juguete para aficionados a la tecnología (incluso había empresas que se permitían el lujo de ponerse nombres tan poco serios como Apple, "manzana" en inglés, u ordenadores con nombres tan poco ortodoxos como el PET, la "mascota" de Commodore) y no parecía que existiera motivo alguno para que las empresas tuvieran que confiar en él como herramienta de trabajo. Hasta que apareció VisiCalc. No es ninguna exageración afirmar que esta aplicación ayudaría enormemente a introducir el ordenador personal en la empresa, y que la visión que desde la empresa se tenía de la informática personal cambiaría radicalmente a partir de ella.

 

 

 

 

 

Y TAMBIÉN...

 

Una aplicación incomprendida

 

VisiCalc, primero bautizada como Calculedger, fue desarrollada por Dan Bricklin y Bob Frankston para Personal Software Inc que la mostró a diferentes empresas, como Microsoft y Apple, para que compraran los derechos de la misma. Sin embargo, inicialmente nadie se interesó lo más mínimo por ella. Personal Software decidió finalmente lanzarla ella misma al mercado en 1979 para el Apple II y fue un éxito inmediato. Consiguió convertirse en el estándar para todas las empresas, además de vender muchos Apple II.

La caída y sucesión de la primera metáfora contable

VisiCalc fue la primera hoja de cálculo electrónica y uno de los primeros programas en aplicar la noción de la metáfora gráfica a la informática (el primero en aplicarla a un programa de utilidad empresarial). Pero cuando el mercado para las hojas de cálculo electrónicas se disparó a principios de 1980, VisiCalc reaccionó con lentitud a la introducción del PC de IBM que utilizaba chips de Intel. Mitch Kapor desarrolló Lotus para el nuevo estándar de hardware y su hoja de cálculo se convirtió rápidamente en la aplicación dominante. Cuando en 1985 Lotus adquirió Software Arts eliminó inmediatamente a VisiCalc de su lista de productos. Lotus 1-2-3 fue el software dominante en este campo hasta finales de los 80. Pero, paradójicamente, la misma lentitud de reacción que VisiCalc tuviera ante el PC de IBM pareció vivirla Lotus ante la aparición de Windows (1-2-3 tardó muchísimo en tener una versión para este entorno y de 1989 a 1992 Microsoft Excel fue la única hoja de cálculo disponible para Windows 3.0). Lotus fue finalmente comprada por IBM a mediados de 1990 sin que esta adquisición haya supuesto la remontada de este producto hasta ahora. En la actualidad, Microsoft Excel es la hoja de cálculo líder en la mayoría de entornos.

 

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