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Capítulo 15

Bill Atkinson y la primera herramienta multimedia: HyperCard

HyperCard occupies de same niche in the evolution of software as human beings do in the evolution of life.

HiperCard ocupa el mismo nicho en la evolución del software que los seres humanos en la evolución de la vida.

Si hemos recordado a los primeros ordenadores multimedia, es decir, los primeros ordenadores capaces de mostrar gráficos y sonido, bien debemos recordar al primer programa que permitía la creación de multimedia desde cualquier ordenador doméstico. Aunque, bien pensado, HyperCard se escapa a cualquier definición estereotipada.

Una herramienta multimedia es toda aplicación que permite combinar texto, imágenes, audio y vídeo para presentar la información entrelazada en diversas formas. HyperCard, lanzado en 1987 para la plataforma Macintosh era, de hecho, mucho más que esto. HyperCard no era una aplicación gráfica, ni una base de datos, ni un procesador de texto pero incluía elementos de todos ellos junto con, lo más importante, funciones de hipertexto. Es decir, funciones para combinar todos esos elementos. En el momento de su aparición, sus desarrolladores la presentaron como un nuevo tipo de aplicación, un entorno de información único útil para buscar y guardar información (palabras, esquemas, imágenes, fotografías digitalizadas) de cualquier tipo y conectarla toda entre sí.

 

Los conceptos de Bush y Nelson hechos realidad

 

Cuando Bill Atkinson, trabajando en Apple Computer, terminó de escribir MacPaint (la primera aplicación que se desarrolló para el Macintosh y que se suministraba junto con el ordenador), empezó a investigar si sería posible desarrollar una herramienta gráfica de hipertexto partiendo del código utilizado en MacPaint. Lo que buscaba Atkinson era la posibilidad de crear un entorno en el que el usuario se moviera con el ratón y que, por ejemplo, pudiera leer la leyenda de una imagen al hacer clic sobre ella. A medida que su trabajo avanzaba y el potencial de un medio interactivo como éste se le hacía más y más evidente, Bill Atkinson se dio cuenta de la necesidad de convencer a Apple para llevar a cabo el proyecto. Apple aceptó por lo atractivo de la idea pero también, y sobretodo, porque Dan Winkler, un programador de la casa, sugirió completar el programa con un lenguaje orientado a objeto y convertir así a HyperCard, además, en un entorno de programación. Apple dijo que sí sencillamente porque era justo lo que le faltaba al Mac. Los primeros ordenadores de IBM o incluso el Apple IIe se suministraban con compiladores de BASIC pero el Mac nunca había incluido ningún lenguaje de programación con él (algo coherente con su filosofía de ordenador, como decía la campaña, "for the rest of us", para el resto de nosotros, para los que no sabíamos ni teníamos necesidad de programar). Con el compilador de BASIC, los programadores (los usuarios también pero con mayor esfuerzo por la dificultad del lenguaje) podían escribir código original, rudimentario y de poca utilidad pero original. Con HyperCard los usuarios de Mac podrían ir mucho más lejos. No sólo se incluía un lenguaje de programación, el HyperTalk, sino todo un entorno para desarrollar presentaciones o interfaces interactivas y todo ello siguiendo la filosofía del Mac: haciendo que programar fuera fácil y sencillo.

Apple afirmaba que era una aplicación coherente con la estrategia de la empresa pues ponía al alcance de cualquier persona toda la potencia de la tecnología. Con este paquete los usuarios podían escribir sus programas, organizarse la información y utilizarla de modo completamente distinto porque su novedoso método de navegación permitía hojear y encontrar lo que se buscaba rápidamente en grandes bancos de información.

La insistencia de Atkinson también conseguiría que HyperCard se incluyera gratuitamente en todos los primeros Macs, una táctica que inicialmente contribuiría a vender más de uno de estos ordenadores. Durante el tiempo en que no existían herramientas de este tipo e HyperCard se regalaba con todos los Macs, los usuarios de estos ordenadores no sólo adquirían un ordenador con su compra sino todo un nuevo sistema de organización y edición de la información.

 

Una integración de tecnologías de la información

 

Para entender cómo funcionaba y qué era HyperCard (qué es en presente, pues de hecho aún existe), debemos pensar en las ideas de Nelson y Bush, en el funcionamiento de Internet o de cualquier aplicación o herramienta multimedia actual. HyperCard permitía enlazar rápida y fácilmente todos los fragmentos de información que incluyéramos, fuera cual fuera su forma (texto, imágenes, sonido y ahora también animación) mediante "links", enlaces o conexiones, que nos conducían de un punto a otro de la información. No se necesitan grandes conocimientos de programación para crear aplicaciones con HyperCard, de hecho, cualquiera puede confeccionar un "stack", el nombre que reciben las aplicaciones en HyperCard (traducido a veces por "pila") y agrupar en ella gran disparidad de información. Estos "stacks" o aplicaciones incluyen uno o varios fondos y diversas tarjetas que comparten dicho fondo. Las tarjetas a su vez pueden contener botones, para que el usuario desencadene acciones, y campos, donde se introduce el texto que se va almacenando. Pero todo esto era posible en 1987, hace ya más de diez años, y en un momento en que no existía ni nombre para catalogar a este tipo de entorno-herramienta-aplicación.

Cómo Vannevar Bush había planificado para su máquina Memex, HyperCard era capaz de esquematizar todas las conexiones posibles en un mapa y mostrarnos una página con todos los vínculos creados.

En cierto aspecto era como un anticipo de la nueva era multimedia que se avecinaba y en la que todos tendríamos acceso completo a cantidades inmensas de información y tendríamos, además, la capacidad de manipular eficazmente todo este conocimiento acumulado. Para muchos fue, realmente, la confirmación de que los sueños de Vannebar Bush y Ted Nelson se hacían realidad.

 

El fracaso de un éxito

 

En su momento, HyperCard fue una buena plataforma de creación multimedia, también llamada "de autor", para integrar elementos digitales y crear un entorno eficaz de manipulación. Era bastante potente y también lo suficientemente sencillo de utilizar, al menos al nivel más básico y, gracias a la estrategia inicial de incluirlo con todas las máquinas fue una aplicación bastante extendida. Sin embargo, a Apple le pasó con HyperCard algo similar a lo que le ocurrió a Xerox con los inventos del PARC. No supo o no pudo convertirla en un producto rentable y comercializable. Con una base instalada como la existente y la ventaja de salir con unos cuantos años de adelanto, a Apple le habría bastado con mejorar algo el producto y hacerlo disponible para las otras plataformas del mercado para convertirlo en un estándar. Pero la realidad fue otra bien distinta. A principios de los años noventa empezaron a aparecer herramientas de autor cada vez más potentes y sofisticadas e HyperCard quedó arrinconado. La última renovación del programa (realizada muy recientemente) tenía intención de hacerlo más competitivo y recuperarlo en un mercado en el que la creación de contenido multimedia se muestra como uno de los principales motores de tracción. Ciertamente, algunos desarrolladores siguen utilizándolo pero en muy menor proporción a las otras herramientas de autor más extendidas y populares. Sin embargo, a Bill Atkinson hay que reconocerle el honor de ser el creador de un nuevo tipo de aplicación y a Apple de haberlo sabido apoyar aunque finalmente, como ha ocurrido con la mayoría de visionarios, el mercado les acabaría dando la razón pero también les acabaría desbordando.

 

Y TAMBIÉN...

HyperCard hoy

HyperCard sigue comercializándose en la actualidad. La última versión lanzada al mercado es la 2.3 y aún existe una pequeña comunidad de programadores que la utilizan profesionalmente para desarrollar sus programas (el popular juego de aventuras Myst y Lake Iluka, por ejemplo, fueron desarrollados con HyperCard) y un amplio número de usuarios que se inician con ella (su modesto precio está al alcance de cualquiera). Desde su aparición en 1987 han aparecido numerosos libros sobre HyperCard (algunos de los cuales aseguran ir por los 400.000 ejemplares vendidos) y se pueden encontrar diversos CD-ROM repletos de stacks de todo tipo. Sin embargo, y a pesar de la gran versatilidad y potencia de las últimas versiones, Apple nunca ha hecho una verdadera campaña de HyperCard para lanzarlo como lo que podía haber sido, una útil herramienta multimedia, y más bien parece mantenerlo por la fidelidad de sus usuarios que, a pesar de todo, siguen comprándolo y utilizándolo.

 

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