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Capítulo 11

El segundo intento de Xerox: El Star

These paradigms change the very way you think. They lead to new habits and models of behavior that are more powerful and productive. They can lead to a human machine synergism".

Estos paradigmas cambian la forma en como realmente pensamos. Conducen a nuevos hábitos y modelos de comportamiento más potentes y productivos. Pueden conducir a un sinergismo de maquinación humana.

Ya hemos hablado del primer fruto tangible de ese gran parque tecnológico que sería el PARC y que daría el disparo de salida para muchas de las tecnologías que adoptaría la industria a posteriori. Pero si bien el PARC había creado uno de los productos más revolucionarios de la era informática con el Alto, la verdad es que Xerox no aprovechó esta ventaja inicial. Las razones de su fracaso fueron diversas. Algunos las ubican en la falta de mentalidad comercial de los desarrolladores del producto mientras que, para otros, lo determinante fue que Xerox nunca llegó a comprender del todo la magnitud del invento que tenía entre sus manos, y mucho menos lo que llegaría a dar de si esa tecnología. La verdad es que, fuera o no intención de Xerox, en el PARC se respiraban otros aires. Muchos de los que allí trabajaron han llegado a afirmar que la presión por rentabilizar comercialmente los esfuerzos de investigación era prácticamente nula. La investigación en sí era lo importante. Las ideas eran sus productos. Materializar esas ideas en artículos o tesis que posteriormente se publicaban en el entorno académico y tecnológico era el fruto de esas ideas y parece que eso les podría bastar a la mayoría de científicos que trabajaban en el PARC, al menos al principio, antes de que se iniciara el lento discurrir de investigadores hacia otras empresas.

Sea como fuere, Xerox llevó a cabo una segunda tentativa para comercializar todos los conceptos desarrollados en el PARC y que habían tenido una primera aplicación experimental en el Alto. En noviembre de 1979, parece ser que fueron los propios investigadores del PARC los que intentaron conseguir más fondos de Xerox para desarrollar un nuevo sistema informático. Inicialmente hubo reticencias procedentes de algunos importantes directivos que no querían apostar por el mercado de la informática personal, pero después de meses de duras luchas internas el proyecto del Star fue finalmente aprobado.

Siguiendo la estela dejada por el Alto

El hardware del Star siguió el modelo marcado por el anterior y experimental Alto. Al igual que en el Alto, el Star consistía en un procesador MSI (Medium-Scale Integration) desarrollado por Xerox, un disco duro de almacenamiento, una pantalla bitmap con una resolución de 72 puntos por pulgada, un dispositivo señalador (el ratón) y una conexión a red Ethernet. Pero el Star era una máquina de un rendimiento muy superior al del Alto: era casi el triple de rápida, tenía 512 Kb de memoria principal (frente a los 256 Kb de la mayoría de Altos), de 10 a 29 Mb de memoria en disco (mucho más que los 2,5 Mb del Alto), una pantalla de 10,5 pulgadas por 13,5 pulgadas (la pantalla del Alto era de 10,5 por 8 pulgadas) y Ethernet a 10 megabits por segundo (en lugar de a 3 megabits). El Star, como el Alto, se conectaba a otros Star vía Ethernet y compartía así archivos, correo y servidores de impresión. Los servidores se conectaban con Ethernet entre ellos directamente, o bien a través de la línea telefónica permitiendo trabajar en red a ordenadores alejados físicamente.

Evidentemente la principal y más destacada característica del Star, al igual que del Alto, sería lo que el usuario vería en su pantalla: las imágenes (iconos), las listas con múltiples opciones (menús) y las diversas secciones en las que se fragmentaba la pantalla (las ventanas). Además, el Star sería el primer ordenador personal en incorporar gráficos bitmap, un ratón, una impresora láser (lo único que se había conseguido comercializar con éxito del sistema del Alto), un procesador de texto WYSIWYG, conexión en red con otros Star vía Ethernet y software que combinaba texto y gráficos en el mismo documento. Y lo que era más importante, el sistema era muy sencillo de utilizar, más de lo que hubiera utilizado nadie hasta ese momento.

Un análisis más pormenorizado de los principios básicos de la interfaz del usuario del Star descubre un montón de características en las que aún se basan los sistemas gráficos actuales. Estos principios básicos eran a su vez los que habían guiado el diseño y creación de la interfaz del usuario del Star.

En primer lugar existía un modelo conceptual familiar para el usuario. Se trataba del concepto o grupo de conceptos que explican el comportamiento de un sistema, el modelo recreado en la mente del usuario y que permite que una persona comprenda e interactúe con el sistema. Los diseñadores del Star habían decidido, después de años de trabajo, implementar el modelo basado en la metáfora de la oficina. Lo primero que veía un usuario del Star era el "Escritorio" cuyo aspecto era lo más parecido que uno pudiera imaginar al escritorio de una oficina, incluyendo la mesa y demás mobiliario de trabajo. Representaba el entorno de trabajo, donde se encontraban todos los proyectos en curso. En el Escritorio se daba la máxima implementación de la metáfora de la oficina.

Después estaba la primacía del "ver y señalar" frente al "recordar y escribir". Los diseñadores habían dado prioridad a la visualización de las cosas en lugar de obligarnos a recordar convenciones y combinaciones de teclas y comandos. Según ellos, un sistema bien diseñado era aquel que lo convertía todo en una tarea visible en la pantalla. Para representarlo todo en pantalla se utilizaban los iconos, ventanas, propiedades y hojas de opciones.

El tercer principio básico del Star era el WYSIWYG (What You See Is What You Get) o "lo que vemos es lo que obtenemos " y que era posible gracias a los gráficos bitmap del Star.

Los comandos universales eran otra de sus guías básicas. Se trataba de un puñado de comandos que se podían utilizar en todo el sistema. Básicamente eran los relativos a desplazar, copiar, borrar, mostrar y copiar las propiedades, repetir y deshacer una acción, y obtener ayuda. Estos comandos recibían el calificativo de universales o "genéricos" porque ejecutaban siempre la misma acción fuera cual fuera el objeto seleccionado, y eran mucho más sencillos que los complejos comandos a los que estaban habituados los usuario de otros sistemas informáticos del momento.

Después estaba la consistencia en el funcionamiento general del Star. Esta era otra de las claves de su sencillez de uso y otra de las grandes herencias de los mejores sistemas actuales. La consistencia suponía que los distintos mecanismos de funcionamiento debían ser siempre los mismos manteniendo una coherencia global. La consistencia no sólo implicaba al sistema del Star sino también, y al igual que los comandos universales, al diseño de las aplicaciones desarrolladas para su entorno. Así, el principio de la consistencia hacía que todos los programas funcionasen de modo similar y coherente. Bastaría con aprender a utilizar uno sólo de ellos para dominar cualquier programa.

Otro de sus principios era la simplicidad. Los investigadores del PARC partieron de la idea de que un sistema sencillo era mejor que un sistema complicado, siempre y cuando ambos tuvieran las mismas capacidades. Y, siguiendo esta norma, intentaron que el Star fuera tan sencillo de usar como fuera posible.

Y, finalmente, estaba la interacción entre modos y la personalización del sistema. La máxima del Star era que el usuario siempre debían tener claro en todo momento en qué modo de trabajo se encontraba, este era el ideal para la interacción entre modos. En cuanto a la personalización del sistema, se trataba de un principio destinado a satisfacer a todos los usuarios. Los diseñadores del Star tenían claro que un sistema, por potente o genérico que fuese, jamás contentaría a todos los usuarios. Las personas somos diferentes y la única solución es diseñar un sistema que permita a cada uno configurarse las cosas a su gusto, es decir, que sea personalizable.

Así, en abril de 1981, ocho años después de la invención del Alto, Xerox presentó el sistema de oficina Star. La realidad era que los creadores del Star consideraban que esa máquina tenía todas las cartas para cambiar el mundo. La evidencia les provenía de sus experiencias con numerosos usuarios que habían probado los innumerables prototipos fabricados de ese ordenador. De las experiencias de estos usuarios y la adopción de los paradigmas del SmallTalk y del Alto nació el Star. Los ingenieros que diseñaron el Star llegaron a afirmar que estos paradigmas "modificaban la forma en cómo pensamos y que nos conducían a adoptar nuevos hábitos y modelos de comportamiento más eficientes y productivos que desembocaban en una máquina humanizada".

Demasiados obstáculos insalvables

Sin embargo, Xerox demostró no tener la menor idea de cómo vender una maravilla como esa. Baste decir que el modelo más económico que se comercializó se vendía por el nada módico precio de 18.000 dólares, una suma demasiado elevada para un ordenador demasiado avanzado a su tiempo. Además, en 1981 ya existían otros sistemas alternativos, ninguno como el Star pero tampoco valían su precio. Por otro lado, el concepto de informática personal de la Xerox con estaciones de trabajo conectadas en red, impresoras láser y archivadores electrónicos no estaba precisamente en consonancia con el concepto más extendido de ordenador personal. No sólo se hacía difícil de comprender para la mayoría sino que además el Star no funcionaba a la perfección. En primer lugar porque, debido al ambicioso software que incorporaba, el sistema era muy lento, mucho más que el de otros ordenadores personales, y en segundo lugar, porque a pesar de ir dirigido a gerentes y ejecutivos de empresa principalmente, el software del Star no incluía una hoja de cálculo, y lo que era peor, ninguna de las hojas de cálculo disponibles en el mercado funcionaban en él. Y este era su tercer problema. El Star era un sistema cerrado. Tan cerrado que no sólo era incompatible con el resto de ordenadores existentes sino que además, Xerox no tenía la menor intención de hacer público su lenguaje de programación y preveía que sólo, y exclusivamente, los empleados de Xerox iban a poder escribir aplicaciones para él. Si a ello le sumamos la falta de preparación de la fuerza de ventas de la empresa cuyos conocimientos en máquinas fotocopiadoras eran enormes pero absolutamente nulos en sistemas informáticos, y aún menos en el innovador Star, se comprenderá la posterior debacle en su comercialización. Y queda una última explicación. A pesar de todos esos inconvenientes, Xerox aún habría tenido alguna oportunidad de triunfar con el Star si no hubiera sido por la coincidencia en el tiempo y el momento con la aparición de IBM en el mercado del ordenador personal, aparición que barrería del mercado prácticamente a todos, con muy pocas excepciones.

Sin embargo, si bien el nuevo compatible PC de IBM no adoptaría las principales innovaciones aportadas por el Star (más bien se alejaría diametralmente de ellas) estas no se perderían. Diversas empresas tendrían oportunidad de tomar contacto con ellas, y lo que es más importante, se inspiraríanen ellas. Una en especial tomaría muy buena nota de todo ello y desarrollaría el primer ordenador personal realmente intuitivo, ya no comercializado en forma de kit, que sería un éxito comercial y que marcaría todo un punto de inflexión en la industria de la informática. Estamos hablando, naturalmente, de Apple Computer.

 

Y TAMBIÉN...

Un producto explosivo

Xerox presentó el Star en numerosos actos públicos en los cuales la respuesta siempre era parecida: tenía un éxito total. La gente quedaba enormemente sorprendida con el ordenador y la empresa incluso llegó a hacer experimentos prácticos con el mismo como, por ejemplo, probarlo con un grupo de secretarias después de haber instalado un procesador de texto que explotaba sus características más "amigables". Los resultados siempre eran impresionantes y las secretarias conseguían, a las pocas horas, trabajar con ellos muy productivamente.

El tiempo perdido e irrecuperable

Si Xerox no hubiera fracasado en la introducción del ordenador personal con una interfaz gráfica del usuario desde el primer momento en que la tuvo en sus manos en los años setenta, ahora estaríamos contando otra historia. Para algunos, esta incapacidad llevó a retrasar hasta en una década el progreso de toda la industria de la informática personal y obligó a la mayoría de usuarios a convivir con sistemas mucho menos avanzados durante la década de los setenta y de los ochenta. Para mucha gente, Xerox pervivirá en su recuerdo como la empresa que inventó el ordenador personal moderno pero fue incapaz de difundirlo.

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