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Capítulo 14

Los grandes olvidados: Atari ST y Commodore Amiga

Computers for the masses, not the classes.

Ordenadores para las masas, no para las clases.

En el proceso de acercamiento de la informática al hombre, en este arduo camino que venimos intentado trazar a lo largo de estas páginas recordando a aquellos que lucharon por la idea de crear máquinas que estuvieran al servicio de las personas, jugó también un papel importante la aparición de una nueva forma de presentar la información. Hablábamos capítulos atrás del nacimiento del término hipertexto y la importancia que este concepto tendría para la futura definición de los sistemas o interfaces gráficas, llamémosles ya humanas. De hecho, el término hipertexto está directamente asociado con el término hipermedia que no es más que lo que actualmente ha revolucionado el mercado informático mundial y, especialmente, el mercado editorial: la multimedia. Multimedia es la combinación de texto, imágenes, sonido y animación, algo que existía desde hace tiempo por separado pero que sólo unos pocos ordenadores eran capaces de ofrecer conjuntamente. La multimedia es en la actualidad todo un fenómeno de masas cuya única mención parece asegurar la calidad o posibilidades de un producto y que se utiliza prácticamente para definir cualquier tecnología de la información que se precie de "moderna". Las armas por excelencia de la multimedia son, sin embargo, los CD-ROMs, el primer medio en combinar todos los elementos pero no el único. Internet se augura como el gran difusor potencial de contenidos multimedia y se convierte así en el otro gran medio multimedia por excelencia. El soporte del futuro será sin duda el resultante de las numerosas propuestas existentes (la fibra óptica, el híbrido del cable, los satélites, etc.) cuya viabilidad pasa, principalmente, por la necesidad de ofrecer el suficiente ancho de banda como para transportar imagen en movimiento, sonido, datos informáticos, voz, texto y todo lo que se nos ocurra en un futuro.

Una novedad con unos cuantos años

Pero la multimedia no es un fenómeno tan reciente como lo pintan algunos, al menos en su concepción básica de combinación de medios diversos para transmitir información. La popularidad actual de la multimedia se debe exclusivamente a un fenómeno concreto: la aparición de hardware con la capacidad de manejar multimedia. El CD-ROM existe desde hace más de una década, concretamente se fecha su año de nacimiento en 1985 (sólo una año después que el Macintosh de Apple). Por su gran capacidad se intuyó de inmediato que se trataba de un medio con grandes posibilidades. Sus más de 600 Mb de espacio lo convierten en el medio idóneo para almacenar datos, imágenes, sonidos y aplicaciones de gran tamaño. Sin embargo no ha sido hasta principios de la década de los noventa que el CD-ROM ha irrumpido en nuestras vidas como el medio de difusión de información por excelencia. ¿Por qué tanto retraso en convertirse en un medio de utilización universal? La respuesta pasa por el hardware. Durante prácticamente los cinco primeros años de vida del CD-ROM existían dos grandes inconvenientes que impedían su avance como principal difusor de multimedia. Uno era la lentitud de los lectores que hacían inviable la visualización correcta de animaciones o vídeo desde el disco. El segundo era la incapacidad del hardware de la época para mostrar esas imágenes y sonidos. La mayoría de ordenadores de finales de los ochenta, es decir, los que utilizaban alguno de los sistemas operativos de Microsoft, no tenían ni memoria, ni capacidad gráfica ni de audio suficiente para ejecutar aplicaciones multimedia, lo cual no era tan extraño pues los sistemas operativos de Microsoft de esa época (DOS y Win 1x y 2x) no estaban pensados para la multimedia. Esto no llegaría hasta principios de los años noventa de la mano de Windows 3.0 y de lectores cada vez más rápidos que empujarían al avance del hardware en este sentido (de la inicial simple velocidad se pasó a la doble velocidad, mínimo indispensable para ver imágenes en movimiento, y en el momento de escribir estas páginas la velocidad normal ya es de x24).

Multimedia y humanización

Y ¿por qué es tan importante la multimedia en nuestra historia? Básicamente porque podemos considerar a la multimedia como la expresión natural de la informática humanizada, aunque ésta se encuentre tan sólo en una fase aún adolescente. Esta humanización pasa principalmente por tres elementos. En primer lugar, por la simplificación del uso de la máquina haciéndola más intuitiva y sencilla. En segundo lugar, por convertirla en algo divertido y amigable y romper con la barrera que separaba a las personas y su forma de pensar de estas máquinas. Y, finalmente, por permitir de este modo que todo el mundo pueda acceder a todo el potencial de las máquinas con un mínimo esfuerzo. El esfuerzo debe ponerse en el conocimiento no en la forma de acceso a él. En estos tres elementos, la multimedia tiene un peso muy importante para ayudar a hacer más fácil el uso de las máquinas, para dotarlas de una cara humana más amigable y para universalizar el acceso a la información, entendiéndose aquí por "universalizar" el facilitar, gracias a su sencillez de uso, que todo el mundo pueda acceder al conocimiento. Por todo ello, la multimedia ha evolucionado desde los primeros iconos y sonidos separados a la combinación de medios que conocemos en la actualidad y que forman parte inherente de las nuevas tendencias en interfaces.

Pero la multimedia ya existía antes del boom de principios de los noventa. O, al menos, se había anticipado en forma de productos muy avanzados para su tiempo. Este y el próximo capítulo quieren recordar cuales fueron estos productos y ponerlos en su lugar pues, si bien todos ellos serían superados rápidamente por el mercado, tuvieron el honor de presentar la multimedia en sociedad.

Dos pioneros adelantados a su tiempo: Atari ST y Commodore Amiga

Cuando se habla de los primeros ordenadores multimedia, mucha gente piensa inmediatamente en el Macintosh de Apple que a finales de los años ochenta era un ordenador prácticamente multimedia y que sería uno de los primeros fabricantes, sino el primero, en comercializar ordenadores con lector de CD-ROM incorporado de serie. Sin embargo, dos fabricantes de ordenadores se le habían adelantado a Apple creando antes que nadie los primeros ordenadores multimedia. El hecho de que ambos fabricantes hayan desaparecido y de que no consiguieran una participación de mercado como la de Apple ha empañado su recuerdo y el merecido honor de ser considerados los primeros ordenadores multimedia, olvido muy común especialmente entre los que han descubierto la multimedia recientemente.

Primero hay que recordar a Atari, que se avanzó unos meses a Commodore. Atari Corporation fue absorbida por JTS Corporation (un fabricante y distribuidor de discos duros) el treinta de julio de 1996 día en que desaparecía como tal dejando a unos cuantos millones de usuarios sin referencia alguna, soporte ni mantenimiento. Tal dramática desaparición hubiera sido inimaginable 11 años atrás, cuando la compañía copaba el sector de la música con sus nuevos modelos de máquinas multimedia. El Atari ST, lanzado en enero de 1985, fue un ordenador claramente anticipado a su tiempo. Ya disponía de una interfaz gráfica basada en iconos que, a pesar de no ser tan intuitiva como la del Macintosh, era mucho más manejable que el sistema DOS de los compatibles IBM (de hecho compartía muchas de las características básicas que después adoptaría Windows). Pero, además, era una máquina que, por un precio más que accesible, ofrecía gráficos en color, funcionalidad mediante ratón e interfaz MIDI. El MIDI (Musical Instrument Digital Interface) es una opción obligada para cualquier músico que quiera trabajar con ordenadores y en 1985 Atari lo ofrecía de serie en sus máquinas por menos de 1.000 dólares (unas 140.000 Ptas.). Sobra decir que el Atari ST ayudó en gran medida a difundir el uso de la informática en el sector musical y se convirtió de inmediato en el estándar de esta industria. Aún hoy puede encontrarse en los estudios de más de un profesional (y de más de un nostálgico) que descubrieron las posibilidades de la informática musical gracias a este ordenador.

El caso de Commodore es también sorprendente. Tampoco existe como empresa y también ocupó las primeras filas de la informática mundial de los ochenta con diversos modelos de ordenadores, entre los que se cuentan los varios Amiga, pero sobretodo y especialmente, el VIC-20 ­el primer ordenador en color por debajo de los 300 dólares­ y el popular Commodore 64 ­el modelo de ordenador más vendido de todos los tiempos (más de 10 millones de unidades). Entre los dos, Commodore podría alcanzar la cifra de 17 a 22 millones de máquinas vendidas.

También en este caso, una vez desaparecida la empresa, sigue existiendo un "mercado Commodore" tan o más animado que el "mercado Atari" aún latente. Los usuarios de Commodore 64, que aún los hay en activo, y los numerosos del Amiga siguen consumiendo productos y por ello sigue apareciendo software, emuladores de Amiga para otros ordenadores, componentes, etc. y se mantiene viva una relativamente variada gama de publicaciones para este entorno. La empresa cerró pero muchos usuarios se negaron a abandonar sus máquinas. El final trágico de esta compañía tampoco hace justicia a su papel en la informática moderna.

Commodore realizó significativas contribuciones a la tecnología. El Commodore 64 fue, por ejemplo, el primer ordenador con un chip sintetizador (el Sound Interface Device); el SX-64, lanzado en 1983, fue el primer portátil en color; y el Plus/4 ya integraba software en la ROM. Pero fue en julio de 1985 cuando Commodore presentó en Nueva York una nueva generación de ordenadores. La más revolucionaria y avanzada para su tiempo y, también, paradójicamente, la que le hundiría económicamente. El Amiga estaba tan adelantado a su tiempo que nadie, incluyendo al departamento de márqueting de Commodore, supo realmente llegar a apreciarlo (en aquellos momentos parece ser que muy pocas personas supieron captar la importancia de una máquina tan avanzada en gráficos, sonido y vídeo).

En un momento en que la mayoría de ordenadores apenas podían mostrar 16 colores EGA, el Amiga alcanzaba los 4096 e incorporaba chips aceleradores de vídeo y salidas de vídeo para televisión y cámara, algo que aún no es una opción estándar en los ordenadores actuales (y que encarece bastante los sistemas). Disponía además de sonido estéreo y fue el primer ordenador en incorporar síntesis de voz y ser capaz de leer los textos de pantalla. Y continúa siendo el único sistema capaz de mostrar múltiples ventanas a diferentes resoluciones en un solo monitor. Aunque lo más sorprendente del Amiga era el sistema operativo que había diseñado para él Carl Sassenrath. Desde el primer modelo, el Amiga dispuso de un sistema de ventanas para interactuar con la máquina y de gráficos en color, sonido y vídeo de suficiente calidad como para que más de un profesional lo incorporase a su estudio. Se trataba de una máquina especialmente concebida para ofrecer multimedia y disponía de un diseño de hardware especialmente sofisticado y adecuado a ello, además de ser un sistema multitarea (poseía multitarea preemptiva desde el principio, es decir, el ordenador era capaz de ejecutar diversas tareas simultáneamente) en una época en que esta capacidad no estaba en absoluto al alcance de los usuarios domésticos. Además, el sistema operativo era escriptable e incluía un sistema de mensajes y, lo que es mejor, funcionaba sobre una máquina con sólo 256 Kb de RAM y que no superaba los 1.200 dólares (170.000 Ptas.). Si el Atari ST sería el primer ordenador con interfaz MIDI, el Amiga 1000 sería el primer ordenador multitarea de la informática doméstica (sólo el Lisa de Apple había incluido con anterioridad la multitarea pero su elevado precio lo alejaban de las posibilidades de un usuario doméstico).

Tanto Atari como Commodore se adelantaron a su tiempo con estas máquinas y, como Apple, osaron realizar propuestas distintas e incompatibles a las de los líderes del mercado. Tanto Atari como Commodore tuvieron graves problemas financieros y acabaron por extinguirse sin haber podido encontrar su hueco en el mercado. Sus posibilidades gráficas los convirtieron rápidamente en ordenadores ideales para jugar y vivieron sus últimas etapas considerados, básica e injustamente, como fabricantes de ordenadores para juegos. Pero esta fue una baza que se mostró insuficiente para poder sobrellevar el fuerte tirón de Windows en todos los ámbitos. Sólo Apple consiguió, ampliando sus campos de acción y consiguiendo atrincherarse en importantes nichos de mercado, sobrevivir de entre ese grupo de pioneros.

 

Y TAMBIÉN...

¿Un Jaguar sin garra?

La última gran apuesta de Atari fue el sistema Jaguar que supuso la introducción, poco antes de las navidades de 1993, del primer sistema de juegos de 64 bits (a pesar de que Nintendo insista en que su sistema fue el primero de 64 bits). El Jaguar tuvo inicialmente un buen recibimiento entre los aficionados a los juegos pero si bien Atari entró el primero en la carrera tecnológica no tuvo ninguna opción en la otra gran batalla: la que se libra con las armas de la publicidad y el márqueting. La empresa dedicó todos sus recursos a tener un suficiente stock de unidades como para poder satisfacer una demanda que se preveía alta, especialmente gracias al acuerdo que se había llegado con una de las principales superficies comerciales del país (que había prometido distribuirlos en más de 400 puntos de venta). Pero en un sector como el de las vídeoconsolas en el que la demanda procede de los más pequeños, es crucial la publicidad y especialmente la aparición del producto en televisión.

De Commodore a Atari

En 1983 la división de ordenadores domésticos de Atari pasó a ser dirigida por Jack Tramiel, ex-fundador de Commodore Business Machines. Una de las principales críticas a su gestión es que, habiendo vivido una experiencia como la del lanzamiento del Commodore PET en 1977 que fuera centro de atención de toda la prensa del país y de parte del mundo, Tramiel fue incapaz de comprender que, no estando Atari en esa misma situación, debía ser la empresa la que persiguiera a los medios de comunicación. Sin embargo, aún así, Tramiel consiguió introducir una innovadora línea de ordenadores de 16 bit a un precio accesible y lanzó las vídeoconsolas 7800. Pero toda la inventiva y creatividad que se puso en las máquinas a nivel tecnológico no tuvo su parangón a nivel de promoción y márqueting.

¿Usuarios de un fantasma?

En el mercado se producen a veces situaciones asombrosas y no es para menos el caso de Atari y Commodore. Ninguna de las dos empresas existe en el mercado y, sin embargo, los seguidores y usuarios de ambos sistemas son aún tan numerosos que se mantiene todo un mercado destinado a ellos tanto en el sector editorial convencional como en el de software (por no mencionar el activo mercado de hardware de segunda mano). Publicaciones para el Amiga, clubes de usuarios de Atari o juegos en CD-ROM para ambos entornos son sólo algunos ejemplos de un mercado que, aunque progresivamente va menguando, se resiste a desaparecer.

 

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